El reloj del bisabuelo

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EL CONFESOR DEL CONDENADO A MUERTE

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En él podras leer la spínosis, y podrás saborear los primeros capítulos. ¡Anímate! Conocer la historia, no cuesta nada.

¿Por qué escritor?

 Si tú me preguntas:

«¿Para quién y por qué escribes?».

Con el tiempo me he dado cuenta que escribo para mí mismo. 

Porque mientras estoy en plena escritura, me olvido de todos los problemas mundanos de cada día.

Pues no solo cuento una historia, la vivo, la siento y la transformo a mi antojo. Y por qué negadlo; así evitar volverme loco.

Zalamera (2°parte)

 Jacinta pensó que después de hacer aquella venta tan oportuna al señorito,  el resto del día iría sobre ruedas. Nada más lejos de la realidad. Aquel día fue verdaderamente malo, calamitoso, más ya no podía ser. Al final de una jornada durísima de trabajo, regresó cabizbaja al corralón. Allí apoyada en la barandilla del patio, estaba su comadre doña Encarna, respirando un poquito de aire fresco y contemplando a los que regresaban del currele. Enseguida vio a Jacinta, su vecina cariñosa, que regresaba de la calle, con su cesta de mimbre llena de novelas, sin haberles dado aire.

_¡Ay mi Jacinta!, cara cansa trae mi niña y no me digas na, porque carga de novelas vienes, buen día no has tenido.

_No lo sabe usted bien, doña Encarna. No solo me duelen los pies, hasta la lengua doler, de intentar vender.

_¡Venga, venga Jacinta! Con ese piquito de oro que mi niña se gasta, seguro que más de un pardillo, ha caído como mínimo una sola vez.

_Solo vendí una novelita, a un señorito de la ciudad. Eso sí, tendría buenos cuartos, pero por lo demás…

_Tan mal fue hoy ganar el jornal, como para que todo fuera tan mal.

   Doña Encarna no podía creer, que con la labia que tenía Jacinta, solo lograra vender aquel día, una novela nada más.

_Anda calla, con lo zalamera que tú eres… ¿quién se resiste a no comprar?

_¡Si yo le contara…! Na de na.

_Pero si me ha contado el Pascual, que te vio rodea de una panda de esos que viajan a la ciudad.

_Rodeada si, de la ciudad de México llegaron, sin cuartos para gastar. Solo preguntar, ver, y nada más.

_¡Vaya, vaya con los mexicanos! ¿Ni un peso lograron gastar?

_Lo que es para leer, más agarros que un chotis deben ser. Pues ni buena, ni mala la novela será. Pero cuartos ellos, no gastar.

_Si siempre se oyó… que a estos compadres, pesos en la billetera no deben faltar y menos, para comprar una novela de na.

_Pues sería en tiempo de Jorge Negrete doña Encarnación. ¡Lo que es ahora...! Pues más que les expliqué a todos, el gran tema que era para leer, sin embargo no compraron, aun cuando más barata ya no puede ser.

 Parece ser, que si no conoces al autor, no interesa lo que publicó. En cambio Jacinta no iba a cejar en el empeño, aunque muda se quedó, en el intento. Ahora depende de usted, ayudar si es menester.
Y disculpen ustedes, sin se sienten ofendidos, no era con mala intención. Simplemente la idea se me ocurrió (será lo llamado inspiración), sin embargo solo con la intención de hacer un poco de humor. Con los tiempos que estamos viviendo, reír se agradece un montón. No encontraran terapia mejor.
Eso sí, si no quieren comprar mi novela, solo les pido un pequeño favor. Pinchar y compartir ayuda y no tiene coste esta pequeña acción.

Jacinto Benito Martín.

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